Receta para la ansiedad: una mala relación

Un trastorno de ansiedad es un problema de relación. Es decir, no me llevo bien con la ansiedad. No me llevo bien con mi propia experiencia interna.

El primer ingrediente para poder desarrollar un trastorno de ansiedad está en tener un modelo de las emociones disfuncional, esto quiere decir que las personas no reconocen al miedo y a la ansiedad como una experiencia más, como algo normal y además de ello, no consideran que sea una emoción válida. Hay una mala relación dado que la evalúan como algo anormal, negativo, que no debería de suceder y que no tiene razones de peso para estarse presentando.

El segundo, es la interminable evaluación y juicio de la experiencia propia, de la emoción. Dado que es una emoción no muy agradable, es normal que surja la evaluación, el juicio y que contemplemos una emoción como la ansiedad, como si fuera un problema a resolver y la manera de resolverlo es quitándola, eliminándola y previniendo que vuelva a ocurrir.

Otro ingrediente para desarrollar un problema de ansiedad es no poder separar una experiencia de la totalidad de la identidad, es decir, comenzamos a generar una sobreidentificación con la emoción, por ejemplo, “si tengo ansiedad es que ando mal, si tengo ansiedad es que soy vulnerable, si tengo ansiedad es que soy débil, si siento esto significa que estoy loco”. Lo cual es muy difícil de aceptar para cualquier persona, sobre todo para aquellas personas que se han formado un concepto de sí mismos como alguien capaz, inteligente, fuerte, poderoso, alguien que no se deja llevar por sensiblerías.

El cuarto componente para desarrollar un problema con la ansiedad es un pobre entendimiento de cómo funcionan las emociones. Al no entender que las sensaciones de ansiedad no son peligrosas, comenzamos a tenerles miedo, aprendemos a salir corriendo y huir de dichas sensaciones, complicando aún más las cosas, porque aprendemos a tenerle miedo al miedo. Otra falta de entendimiento es no poder observar la emoción como una experiencia momentánea o temporal, una experiencia con un tiempo de vida breve, que surge, alcanza un pico y comienza a disminuir. Al mantener más atención a los juicios, a las conclusiones, se rechaza la emoción y se lucha contra ella, pensando “siempre me voy a sentir así, ¿porque no puedo quitarme esto?  De esta forma, estaremos aumentando nuestra lucha y nuestra intolerancia a las sensaciones desagradables de la ansiedad.

Resumiendo, tenemos problemas con la ansiedad por falta de conocimiento y por todas las actitudes que surgen de ello. Actitudes de lucha, de rechazo, de evitación, de intentar negar u ocultar lo que realmente estamos sintiendo. Nace de la exigencia de tener que controlar lo que estamos sintiendo, la necesidad de controlar la experiencia, nace de la comparación entre cómo nos sentimos y cómo creemos que deberíamos de sentirnos, surge de este requisito de sentirnos bien todo el tiempo, de tener que sentirnos bien para poder hacer las cosas importantes, de sentirnos bien para poder asumir que somos felices.

La salida

Si queremos salir de estos problemas con la ansiedad, la manera es mejorando nuestra relación con ella, corrigiendo las actitudes, las conductas que tenemos hacia la propia experiencia, tenemos que empezar por renunciar a controlar cada emoción que podemos experimentar, cada sensación que vamos a sentir. Al renunciar al control comenzamos a acercarnos a nuestra propia experiencia, empezamos a conocerla, permitirla, aceptarla y dejar que esté ahí, hasta que ya no esté.

Renunciar a controlar los pensamientos, las emociones y las sensaciones es el remedio; el intentar controlar nuestra propia experiencia es el nacimiento del trastorno.

Un paso necesario para empezar a acercarnos con curiosidad a nuestra propia experiencia, está en empezar a describir lo que estamos sintiendo sin juzgarlo, sin comentar, sin criticar ni evaluar; dando este primer paso empezamos a cambiar el hábito de luchar y resistir y comenzamos a convivir mejor con nuestra propia ansiedad. Si podemos dar este paso, podemos salir del modelo de “problema a resolver” y entrar al modelo de “experiencia a ser vivida” rompiendo así, el deseo de arreglar algo que no necesita ser arreglado.

Cuando dejamos de juzgar y de evaluar dejamos de sumarle dolor a lo que ya estamos sintiendo. Cuando rompemos el juicio y nos permitimos sentir lo que estamos sintiendo es que podemos empezar a regular la emoción, regular la emoción es: sentir sin prolongar, sin exagerar; es sentir y junto con el sentimiento, poder actuar acorde a lo que es importante para nosotros.

La salida de un problema de ansiedad reside en aprender a relacionarnos con la ansiedad de una manera amable, paciente, sin luchar ni resistir, sin analizar, sin afán de resolver; simplemente como cuando conocemos a una persona que se convierte en un buen amigo, si puedes hacer esto, vas a pasar de vivir con un trastorno de ansiedad a solamente vivir con ansiedad.

Si quieres conquistar la ansiedad de vivir, vive en el momento, vive en la respiración.

Allan Lokos

Si quieres aprender a relacionarte mejor con tu propia ansiedad te sugiero que busques un profesional de la salud mental que te pueda guiar y acompañar para que aprendas las habilidades y actitudes necesarias, para que dejes de aumentar tu sufrimiento y que recuperes la confianza, para que recuperes tu vida y camines en la dirección de aquello que realmente es importante para ti, para que puedas sentir que, otra vez, vale la pena arriesgarse a vivir la vida. Si te animas, estoy para servirte.

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