¿Por qué a veces me controlan mis emociones?

A todos nos ha pasado, que nos sorprendemos de habernos enojado tanto, de haber dicho lo que dijimos, o de haber actuado de una manera que no es muy común y que no es “como en verdad somos”.

En otras ocasiones batallamos con emociones que parece que llegaron para quedarse y que solo vienen a complicarnos las cosas. Muchas veces terminamos haciendo cosas que aparentemente ayudan con el malestar emocional, pero que a la larga nos meten en problemas.

Si te cuesta mucho lidiar con tus emociones y te metes en problemas a causa de ellas, esto se debe probablemente a 3 razones.

Los tres motivos

Se sospecha de tres razones por las cuales es muy complicado para algunas personas regular sus emociones.

La primera razón es porque crecemos en ambientes con personas poco aptas para poder leer e interpretar nuestras emociones, por lo que no pueden atenderlas de manera adecuada.

Por ejemplo, si un niño tiene miedo y los padres “leen” que está triste, se crea una brecha entre lo que experimenta el niño y lo que los padres asumen. Lo que siente el niño no se corresponde a lo que su medio familiar le regresa, por lo que el niño termina confundido, creándole dificultades en su vida posterior para poder interpretar de forma correcta su experiencia interna.

En pocas palabras, el niño aprende a no confiar en su propia interpretación de lo que está sintiendo, y puede generar una dependencia a las señales de los otros. Si nos sabemos lo que estamos sintiendo, si no confiamos en nuestra propia “lectura”, es difícil que podamos si quiera nombrar las emociones, mucho menos que podamos regularlas.

Similar a la razón anterior, el segundo motivo, es porque las emociones que experimenta el niño son invalidadas por su círculo social. El niño experimenta una emoción como el enojo y los papás inmediatamente castigan dicha conducta: “si vas a poner tu carota te vas a tu cama sin cenar”, enseñándole al niño que en esa casa hay emociones no válidas o prohibidas, dejándole sin estrategias para saber qué hacer cuando surja el enojo.

En el caso de adolescentes se invalidan las emociones con frases como: “bájale a tu drama” “no seas tan exagerado” “¿a poco vas a llorar por eso?” “te ahogas en un vaso de agua”. Transmitiendo que lo que están sintiendo no es válido, dejándoles sin herramientas para lidiar con la emoción además de ayudarle a sentirse defectuosos.

La tercera razón es un aprendizaje disfuncional para lidiar con el malestar emocional. Es muy común que en la familia se aprende a que hay emociones malas, que deben ser evitadas, eliminadas o sustituidas por emociones más bonitas o aceptables. El asignar estos significados a algunas emociones que nos son muy agradables usualmente pone en marcha un método para eliminar o suprimir la emoción no deseada. Estos métodos para lidiar con el malestar están basados en el cortoplacismo, es decir, ayudan a bajar el malestar, pero se enfocan en el corto plazo, en lo inmediato, sin tomar en cuenta las consecuencias a mediano y largo plazo.

Por ejemplo: me siento muy ansiosa, me arranco algunos cabellos o me pellizco la piel. Inmediatamente baja la ansiedad, pero las consecuencias para mi salud y apariencia van a ser caras. Otro caso: me siento muy triste, me bebo varias cervezas y rápidamente me siento mejor. Pero este hábito puede traer consecuencias para mi salud y seguridad. Estos ejemplos nos dejan ver que evitar sentir lo que se está sintiendo puedes ser una estrategia peligrosa.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestras habilidades de regulación?

  1. Aprender a tener más conciencia de nuestra experiencia interna, aprender a sentir y confiar en aquello que leemos o interpretamos sobre nuestro sentir
  2. Observar las emociones, observar el malestar emocional, describirlo y ponerle un nombre
  3. Aumentar la capacidad de convivir con la experiencia de malestar emocional, sin evitarla.

Al comenzar con estos pasos podemos afrontar con mayor claridad y confianza los momentos emocionales difíciles y podremos descubrir que, aunque tengamos unas tendencias o reacciones ante ciertas emociones, siempre hay un espacio en el que podemos elegir cómo vamos a actuar ante la emoción, una elección que nos pueda ayudar a crecer, actuar conforme a nuestros valores y alcanzar nuestros objetivos.

Recuerda que las emociones no se controlan. Las emociones son como las olas del mar, van a llegar, siempre. Las emociones se pueden regular, pero es algo que hacemos en nosotros mismos, como el aprender a subir cuando llega la ola, o aprender a pasarla por debajo o incluso a surfear. La ola llegará, nos toca a nosotros saber qué vamos a hacer cuando llegue.

Si quieres aprender a regular tus emociones, te sugiero que busques atención de un profesional de la salud mental que pueda acompañarte en este proceso de conocerte mejor y traer mayor bienestar a tu vida.

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